¿Cómo puede competir una pequeña empresa con una multinacional en una indudable desigualdad de condiciones? Hasta ahora la adquisición de la más innovadora tecnología era un terreno vetado para las empresas más pequeñas. Al coste de la inversión inicial había que sumar los de instalación, mantenimiento y actualización, algo que hacía imposible que determinados aspectos como la automatización industrial llegara a las pymes.
Sin embargo, en Universal Robots vamos a mostrarle hoy cómo las pequeñas empresas ganan oportunidades gracias a los robots colaborativos, en lo que puede ser una nivelación en el juego de la fabricación.
Actualmente las microempresas y pequeñas y medianas empresas constituyen el 99% del tejido empresarial de toda la Unión Europea, según los datos del Parlamento Europeo. Crean dos de cada tres empleos del sector privado y aportan más de la mitad de valor añadido total generado por las empresas europeas.
Su principal objetivo hoy en día es incrementar su competitividad gracias a la investigación y a la innovación, pero ¿cómo hacerlo con presupuestos mucho más limitados que el de las grandes corporaciones?
En materia de robótica industrial, los robots tradicionales eran completamente inaccesibles para las pequeñas empresas. Pero la llegada de los robots colaborativos ha supuesto un cambio en las reglas del juego.
En Universal Robots siempre hemos apostado por nivelar las condiciones de productividad de las pequeñas, medianas y grandes empresas. Por este motivo, nuestros brazos robóticos son accesibles para cualquier compañía, sea del tamaño que sea.
¿Cómo puede ayudar un robot a una pequeña empresa? Los cobot son asequibles, versátiles y fáciles de integrar en los procesos de trabajo, sin necesidad de renovaciones importantes o proyectos de instalación costosos. Además, resultan perfectos para fabricantes en países en desarrollo o lugares donde la mano de obra es escasa.
Pero otra de las razones por las que Universal Robots lanzó su primer cobot en el año 2008 es porque ayudan a las empresas a liberar a los trabajadores de las tareas más aburridas y peligrosas, pudiendo dedicarlos a otras más creativas en las que el ingenio humano aporta un gran valor añadido.
Por último, su facilidad de programación hace que no sea necesario contratar a profesionales cualificados, ya que cualquier persona, incluso sin conocimientos de robótica, puede programar un cobot para funciones sencillas gracias a su intuitiva interfaz. Este coste añadido en la robótica tradicional supone un desembolso al que muchas pequeñas empresas no pueden hacer frente, y por ello una vez más el robot colaborativo colabora en igualar las condiciones frente a las grandes corporaciones.
Como ya vimos hace un tiempo, la automatización del trabajo es el futuro de las pymes, ya que los robots colaborativos pueden realizar tareas repetitivas, aburridas y peligrosas durante horas, consiguiendo un rápido retorno de la inversión.
Pese a que la adquisición de la última tecnología y la selección de mano de obra cualificada son algunas de las dificultades con las que cuentan las pequeñas empresa, saben aprovechar otras cualidades como su agilidad para adaptarse rápidamente a las tendencias de mercado. Es precisamente aquí donde la llegada de los cobots, asequibles, versátiles y fáciles de integrar, ayudan a las compañías más pequeñas incorporando la automatización a las líneas de producción.
Y para demostrarle que el tamaño no importa para ser competitivo, vamos a conocer algunos ejemplos de cómo pequeñas empresas que han incorporado un robot colaborativo pueden hacer frente igualmente a desafíos propios de las grandes multinacionales.
La pequeña empresa instalada en Brooklyn se dedica a la impresión en 3D. Para poder competir con grandes compañías que abaratan el precio de los productos finales gracias a su mano de obra más económica, y a reducción de costes en general, necesitaba una solución robótica que aumentara su producción.
La pequeña empresa neoyorquina necesitaba automatizar la carga y descarga manual de placas en sus impresoras para aumentar sus tiradas de producción, y competir así en el mercado del moldeo por inyección. Tras examinar varias opciones, finalmente se decidió por el modelo UR10 con una pinza de dos dedos como efector final del brazo robótico.
El resultado fue que Voodoo Manufacturing triplicó la producción de impresión 3D, ya que el robot puede incluso funcionar durante la noche. Además, en tres años quieren cumplir su objetivo de reducir los costes en un 90%, lo que supone que el robot se amortizará en menos de 6 meses.
El pequeño productor de ventiladores de la República Checa necesitaba automatizar la producción dentro de un espacio de trabajo muy limitado para satisfacer la creciente demanda, y poder competir con otras grandes empresas.
Esta empresa familiar de equipos de esterilización para el sector odontológico se enfrentaba a una creciente competencia, lo que suponía tener que aumentar la productividad con la automatización de tareas. Con tan solo dos días de formación, el programador de la compañía puso en marcha los cuatro brazos robóticos UR5 implementados en tres líneas de producción separadas: Pick&place, CNC y ensamblaje. De forma instantánea, la productividad aumentó un 10% y en 14 meses tuvieron el retorno de su inversión.