Los robots colaborativos son la piedra angular para llevar a cabo la automatización de la industria, en especial cuando se trata de sectores en los que los productos finales causan un gran impacto positivo en la sociedad y buscan la forma de mejorar la calidad de vida de diferentes colectivos.
Es el caso de la industria farmacéutica y la industria química, en las que la automatización con la integración de cobots busca, no solo una mejora en los niveles de productividad y calidad, sino también expandir las posibilidades de sus tareas de investigación e innovación.
Estos grandes objetivos van de la mano, porque cuanto mayor rendimiento se obtenga de los procesos de producción y mejor se aprovechen los recursos para que la producción sea más rentable; más medios habrá para enfrentarse a nuevos retos y experimentar con nuevas soluciones que aporten beneficios a la sociedad.
Por todo ello, es muy importante conocer todo lo que los robots colaborativos pueden hacer en el campo farmacéutico y las aplicaciones en estos sectores sanitarios.
La competitividad mueve a muchas industrias en las que la innovación es clave para integrar nuevas formas de automatizar y realizar tareas, con el objetivo de poder ofrecer productos de mayor calidad y realizar una producción donde predomine la precisión, un acabado perfecto y un valor añadido que satisfaga a los clientes finales.
Estos retos para posicionarse como referentes es un camino algo más desafiante en la industria farmacéutica o en la industria química debido, tanto a los exhaustivos procesos de calidad, como por otros factores que afectan a la cadena de producción, como las medidas de seguridad e higiene o la manipulación de productos nocivos o extremadamente delicados.
Y ese es uno de los grandes motivos por los que los robots colaborativos en las farmacéuticas tienen tantas posibilidades y aportan grandes ventajas, facilitando espacios de trabajo más seguros y estériles donde operan máquinas robotizadas y operarios, y se consigue ganar en efectividad y eficiencia con el trabajo coordinado.
La flexibilidad y adaptabilidad de los robots colaborativos hacen posible que realicen tareas muy diversas, pero en todas ellas operando bajos los estándares sanitarios y las normativas de calidad predeterminadas.
Que puedan cubrir diversas tareas de la cadena productiva y ejecutarlas todas de forma óptima es gracias a la fácil programación de los robots, lo que hace muy sencillo implementar los diversos parámetros que deben cumplir en cada proceso o con el manejo de ciertos materiales.
Y que los robots colaborativos actúen según estos parámetros garantiza un proceso productivo preciso y con escasos márgenes de error. Así se obtienen productos finales uniformes y que cumplen todas las medidas y parámetros necesarios, algo de especial relevancia en productos ortopédicos u otro tipo de dispositivos que deben adaptarse al cuerpo humano y cumplir una función definida.
La versatilidad de los robots colaborativos, como la diversidad de modelos de brazos robóticos hacen posible que se encarguen de tareas muy diferentes en el ámbito industrial:
Los sistemas de CNC robotizados automatizan las tareas de control, de manera que el rendimiento de la cadena de producción es constante y la producción final ha superado todos los controles de calidad.
En especial, en la industria farmacéutica, con productos con un montaje muy delicado y que deben de mantenerse en un ambiente estéril.
Estas necesidades sanitarias abren una nueva aplicación de los brazos robóticos como asistentes en cirugías o acciones que implican el manejo de implantes o aparatos quirúrgicos que deben actuar con extremada precisión.
Es el caso de la empresa sanitaria Aurolab que desarrollan kits oculares y lentes para tratar las cataratas y la ceguera. Con la inversión en 8 cobots han conseguido aumentar la producción de lentes en un 15%, gracias a la fácil manipulación y distribución de materiales y productos que realiza un brazo robótico.
Es una de las tareas realizadas por cobots que permite mayor precisión en el manejo y distribución de mercancías, mejorando la seguridad e higiene, y también consiguiendo una mejor gestión de la logística y del control de stock.
Una muestra de esta aplicación es la desarrollada para la fabricación de audífonos, cuyo tamaño y complejidad hacen necesario contar con robots que puedan extraer, manipular y ensamblar piezas muy pequeñas sin fallos.
La empresa danesa Oticon que lleva décadas dedicándose a la producción de audífonos, con la integración de cobots UR5 puede hacer frente a los nuevos prototipos de menor tamaño y tecnología más sofisticada, mejorando el rendimiento de su proceso productivo.
Fabricar mejores productos farmacéuticos y sanitarios se traduce en la mejor cobertura de las necesidades de la sociedad y que más personas puedan optar a soluciones que mejoren su calidad de vida y hagan más fácil su día a día.